Diario de Sesiones

lunes, 2 de enero de 2017

La Educación Prohibida

Tras ver de nuevo "La educación prohibida” somos conscientes de la necesidad de un cambio en el sistema educativo actual. La sociedad está cambiando y sin embargo, las aulas y el sistema no lo están haciendo.

De verdad pensamos que no es el/la estudiante el que está fallando, es el sistema el que lo hace. No nos entra en la cabeza que en pleno siglo XXI, donde la tecnología está en todas partes y por lo tanto el conocimiento está a un sólo click, en las aula se siga trabajando la metodología de la clase magistral. El docente se sitúa en frente de sus alumnos/as y explica lo que viene en un libro que cualquier niño/a puede ver sin necesidad de tener a un maestro/a delante.

No se enseña a aprender, ni de la vida para la vida, solo se enseña a callar y a obedecer. El docente no se preocupa de si el alumno/a tiene un problema, si esto le gusta o esto le puede motivar, solo se preocupa en conseguir el desarrollo curricular.

El problema claro de todo esto, es que de esta forma no aprenden y eso es lo que nos ha pasado a todos/as, no nos han enseñado a estudiar. Se aprenden de memoria lo que manda el docente, lo sueltan en el examen y después eso se olvida. ¿De verdad esto es lo que queremos? ¿Enseñar conocimientos que se olvidan y que no les van a servir en su vida real? Nosotros/as tenemos claro que como futuros docentes no queremos eso, queremos que nuestros/as alumnos/as aprendan y se diviertan mientras lo hacen, que tenga conocimientos asentados y sobre todo que se den cuenta de que todo aquello que les enseñamos es útil para ellos/as.

Toda la vida se ha dividido a la clase en aprobados y suspensos, siempre se ha puesto una nota, desde pequeños con caritas sonrientes, pasando por el A de aprobado y finalmente el 10. ¿Pero por qué evaluar a todos con una nota si todos nuestros alumnos/as no son iguales?

Se busca la competición desde pequeños y la nota es lo que consigue, y a aquellos/as que suspenden se les acaba dando de lado. No es lógico que evaluemos a todos de la misma manera, igual que no podemos enseñar a todos de la misma forma. Cada alumno/a es diferente y lo importante es conocerlo para poder enseñarle de una forma adecuada. El problema es que hoy en día no se interesan por los alumnos/as, sólo importa el número de aprobados.

Cantidad de profesores luchan por sacar el colegio a la vida real, compartir emociones y aprender según los gustos y necesidades del alumno/a, pero no se les deja, en muchas ocasiones porque eso implica un mayor trabajo para el equipo docente. También gran parte del problema es que actualmente el sistema está definido por administrativos/as, no por maestros/as, y esto hace que funcione como funciona.

Nos impacta que no se dé importancia a los valores, a las emociones, a que los alumnos/as se sientan bien en la escuela. Sólo importa enseñar matemáticas y lengua, reproducir día tras día lo mismo y que al final se apruebe. Realmente lo que se está consiguiendo con este estilo de enseñanza es que los alumnos/as vayan a la escuela sintiéndola como una cárcel no como un lugar donde aprender y divertirse.

No les estamos preparando para la realidad que les espera, no se les está enseñando de una correcta y es hora de que empiecen a darse cuenta los que mandan para poder conseguir este cambio tan necesario.

La escuela es necesaria, pero no por lo que enseña ya que realmente los conocimientos que nos ofrecen podríamos vivir sin ellos, pero no podríamos vivir sin saber relacionarnos con los demás.

Los niños/as aprenden explorando, jugando con los demás, etc., no sentados escuchando de forma mecánica y fuera de contexto. Todo lo que nos rodea influye en el aprendizaje, la familia, los amigos/as, el barrio, etc. Por lo que ¿qué es lo que le estamos enseñando en la escuela?

Creemos que es necesario un sistema donde se enseñan y desarrollan las emociones. Dotar a nuestros alumnos/as de las herramientas necesarias para que ellos/as aprendan descubriendo, explorando. Así es como deben aprender.

No debemos limitarlos, y eso es lo que se hace de forma constante en la escuela. Se les limita el movimiento, su ritmo de aprendizaje y sobre todo y lo que creemos más importante su creatividad. Hoy en día no se busca que los alumnos/as sean creativos, todo lo contrario. Así sólo se construyen marionetas que repiten lo que tú quieres que digan, y la creatividad es fundamental para su futuro. Sinceramente consideramos que es una cualidad/ herramienta muy valiosa que no se potencia como se debería.

Otra de las herramientas fundamentales que no se potencian en la escuela es el juego. A través del juego los niños/as aprenden, desarrollan la imaginación, la creatividad y muestran la espontaneidad que todo niño posee. Observando cómo juegan los niños/as vemos los pasos que sigue un investigador/a o explorador/a. No hay niño/a que investigando mediante el juego no descubran algo.

“Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas” Paulo Freire.

Repetir no implica aprender, comprendo lo que me interesa porque solo me baso en repetir lo que me exigen. Si queremos que los aprendizajes sean verdaderos y se asienten en los alumnos/as no se pueden enseñar cómo se hace actualmente, lo que aprenden ahora se olvida. En cambio si esos conocimientos se llevan más allá, se enseña de la vida para la vida y se busca que se adquieran de verdad se conseguirá que aprendan.

“Lo que tenemos que aprender lo aprendemos haciendo” Aristóteles.

El protagonista es el alumno/a que con ayuda del adulto llega al conocimiento. Es muy importante que el adulto le brinde al alumno/a el apoyo suficiente para poder lograr el conocimiento. Hay que buscar un entorno que satisfaga las emociones de todos los alumnos/as.

Es fundamental un ambiente de amor, cariño y respeto para que se sientan cómodos y aprendan. Los castigos y gritos no consiguen ningún objetivo.

En la escuela formal se pone límites a las personas en vez lo contrario, y poner límites desemboca en miedo. La manipulación de masas a través del miedo. Estamos creando una sociedad en la que hay gente trabajando en lo que no les gusta y aparentan lo que no son, todo por el miedo a hablar y decir lo que más le gusta.

La infancia es el reflejo de la sociedad en la que vivimos y, viendo los niños/as y viendo la sociedad, claramente, algo tiene que cambiar. Por supuesto que el cambio no es fácil. Un cambio supone mucha responsabilidad, conciencia colectiva y sobre todo ilusión y ganas de que la situación evolucione y un gran trabajo por parte de todos.

Por desgracia la profesión de maestro/a es de las menos valoradas, cuando debería ser todo lo contrario. De verdad no se es consciente de la responsabilidad y el poder de un maestro/a sobre sus alumnos. La situación actual de un maestro/a es: poco valorado, cobrando muy poco, cada día sus aulas más llenas, lucha con muchas familias, muchas veces poco amor por su trabajo y cuando lo tenían en muchas ocasiones esto va desapareciendo por agotamiento, por luchar y no conseguir lo que se proponía, y por tener que aguantar muchas veces exigencias con las que uno no está de acuerdo.

Y de verdad en cualquier trabajo, si no eres feliz haciéndolo se nota pero quizá no afecte a nadie. Pero si no eres feliz como maestro/a, eso lo vas a transmitir de una forma negativa a tus alumnos/as y por supuesto el no tener esas ganas hacen que no quieras ese cambio tan necesario, ya que eso implicaría más horas de dedicación a algo que ya no te gusta hacer. El estar tú mal, sólo consigue que cortes las alas de tus alumnos/as en vez de hacer que estas crezcan.

Por suerte no todos los docentes pasan por esto, y actualmente hay muchas iniciativas en muchas escuelas que buscan la innovación y mejorar por sus alumnos. Un claro ejemplo son aquellas escuelas, cada vez más, que trabajan la inteligencia emocional.

Desde aquí, con esta pequeña reflexión solo queremos pedir que nunca perdamos la ilusión todos aquellos que de verdad queremos este cambio y que estamos convencidos de lo que conseguiremos.


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